Cuando las "cloacas doradas" se apoderan de la riqueza nacional

Desde el establecimiento de la República hasta las Guerras Púnicas, los conflictos entre el pueblo llano y la oligarquía patricia dieron lugar a convulsiones que transformaron el orden político de la antigua Roma. Nada era más temido por la élite que las secessio plebis, aquellas secesiones del pueblo durante las cuales los plebeyos se retiraban colectivamente de Roma para manifestar su oposición al gobierno patricio.
Estas huelgas cívicas y militares cuestionaron el acceso limitado a la tierra, las deudas que agobiaban a los campesinos y la arbitrariedad de los magistrados patricios. Tras encarnizadas luchas, condujeron a reformas agrarias, la condonación de la deuda y la creación de magistraturas plebeyas.
Veinticinco siglos después, bajo el dominio de la oligarquía capitalista, cualquier movimiento popular provoca la misma ira de los ricos. Es una vieja historia: la de los ricos, reacios a compartir la riqueza y el poder, atrincherados tras la defensa de intereses de clase por los que no pretenden ceder.
El poder vacilante en Francia, cuya política consiste en despojar a los que tienen poco para eximir a los más ricos y proteger su opulencia, pende de un hilo. Su historial es desastroso. Desde la llegada de Emmanuel Macron al Palacio del Elíseo en 2017, el número de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza ha aumentado un 14%: ya son casi 10 millones.
Al mismo tiempo, la riqueza combinada de las 500 personas más ricas del país se ha duplicado, alcanzando los 1,17 billones de euros, equivalentes al 44 % del PIB. Francia se ha convertido en el líder europeo en el pago de dividendos: la mitad de los 150 000 millones de euros en beneficios del CAC 40 van a parar a los accionistas.
En resumen, una pequeña minoría se apropia de una parte cada vez mayor de la riqueza nacional. Esto es insostenible. «Una sociedad donde la economía domina la política (y dentro de ella, la competencia, y por lo tanto el cálculo y el afán de lucro, que es la definición misma de una economía de mercado) es una sociedad que crea desigualdades insoportables», diagnosticó Paul Ricoeur, filósofo muy querido por el presidente de la República, en 1998. Francia, patria de la igualdad, ya no puede tolerar estas desigualdades abismales e indecentes. Está al borde de la secessio plebis.
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L'Humanité